En un mundo que corre rápido, muchas veces nos perdemos de vista.
Corremos de un compromiso a otro, respondemos mensajes, acumulamos tareas, y cuando por fin nos detenemos… sentimos un vacío o un cansancio que no sabemos cómo nombrar.
¿Cuándo fue la última vez que te escuchaste de verdad?
¿Que te preguntaste cómo estabas —sin apuro ni juicio— solo con presencia?
En este artículo quiero invitarte a algo simple pero profundo: volver al centro.
Volver a vos. Volver a ese espacio interior que no se agota, que no te exige, que simplemente es.
🔹 ¿Qué significa volver al centro?
Volver al centro no es una meta externa ni un logro visible.
Es una actitud de regreso. Una decisión de frenar, mirar hacia adentro y reconectar con lo que realmente importa.
Es recordar que tu valor no depende de tu rendimiento, que tu dignidad no se negocia y que tu alma necesita ser escuchada.
🔹 Tres claves para reconectar con vos misma
1. Dale lugar al silencio
El silencio es incómodo cuando no lo practicamos, pero es el lenguaje del alma.
Intentá regalarte unos minutos al día para estar en silencio —en oración, en respiración consciente, o simplemente “sin hacer”. En ese espacio, tu ser se expresa con claridad.
2. Escribí lo que llevás dentro
Un diario íntimo o espiritual puede ayudarte a liberar pensamientos y emociones, a reconocer tus deseos más profundos, tus temores y tus necesidades reales.
No tiene que ser perfecto. Solo tiene que ser sincero.
3. Volvé a lo que te da sentido
Preguntate:
- ¿Qué me enciende el corazón?
- ¿Qué cosas me hacen sentir cerca de Dios, de mí misma, de la vida?
- ¿Qué olvidé hacer que antes me daba paz?
A veces, volver al centro es tan simple como volver a caminar, a orar, a respirar sin prisa o a agradecer.
✨ Cierre
Volver al centro no es egoísmo. Es cuidado interior.
Es una forma de recordar quién sos más allá del ruido y las exigencias externas.
Desde ese lugar, podés tomar decisiones con más claridad, vivir con más presencia y acompañar a otros con más autenticidad.
No necesitás más cosas.
Solo necesitás volver a vos.
¿Y ahora qué?
Te invito a hacer una pausa real.
Cerrar los ojos. Respirar profundo.
Y preguntarte con cariño:
¿Qué necesito hoy para volver a mi centro?